sábado, 29 de septiembre de 2007

NO TODO ESTÁ PERDIDO (A PESAR DE LOS CORRUTOS)

En la Provincia de Buenos Aires unos delincuentes roban un auto y se lanzan a una carrera desesperada, a punto de estrellarse contra un colegio, justo en el momento de la salida de los alumnos. La directora y la bibliotecaria tratan de intervenir para evitar que el vòlido atropelle a los niños. La directora es arrollada y pierde una pierna. Un juez, asume que comete un error y se impone a si mismo las costas de un juicio, destacando en sus considerandos la importancia de asumir la propia responsabilidad y de que un error nunca se obtendrá una verdad. Parece extraño en un país que se destaca por tener uno de los ìndices de corrupción más elevados de la tierra. Sin embargo, algo espiritual y digno se revela desde la entraña del ser argentino, y nos da esperanza, el sueño de que alguna vez los virtuosos conduzcan la restauración de los valores nacionales, y la honestidad y el bien se impongan a los pícaros y a los indecentes. Los estamos esperando. Bienvenidos al gran sueño argentino.


En Sarmiento, Chubut
Dijo que equivocó un procedimiento; abonará 7000 pesos a la abogada del Estado
LANACION.com | Información general | Sábado 29 de setiembre de 2007

jueves, 27 de septiembre de 2007

EL ASESINATO DE UN NIÑO POR NACER, UN CRIMEN ABOMINABLE

Un conflicto que recrudece: tras el caso de la joven entrerriana discapacitada operada en Mar del Plata
"Cuando quien mata es el gobierno, muere la democracia", dijo una comisión del Episcopado; adjudican prevaricato a jueces
LANACION.com | Información general | Jueves 27 de setiembre de 2007

martes, 25 de septiembre de 2007

¿QUÉ HACER CON LA CORRUPCIÓN?


Como un cáncer que va tomando todo el tejido social, la corrupción se ha generalizado en los ámbitos públicos y privado. Como esa terrible enfermedad, la corrupción mina las defensas del organismo social al debilitar su sustento moral y privar al cuerpo de sus anticuerpos. Más y más se va extendiendo haciendo que lo que siempre fue malo ya no se vea tan malo, que lo anormal ya no sea tan anormal, que lo marginal y excepcional sea lo normal y lo común. El tejido social se vuelve más y más débil y es incapaz de reaccionar y ponerse de pie. Se trata de "convivir" con el mal y se empieza a ver que un poco del mismo es tolerable: el cuerpo social ha sido engañado, el sistema de defensa del cuerpo social ha sido puesto a trabajar en contra de sus propios intereses. Finalmente el mal crece más y más y termina por agotar al organismo que se adormece más y más.
No vamos aquí a hacer un recuento de todos los actos de corrupción que estallaron en los últimos meses y que involucran tanto a funcionarios públicos como a empresarios privados, ni vamos a hacer la historia de la corrupción en la Argentina cuyos orígenes se remontan al famosísimo empréstito de la Baring. Tampoco vamos a recordar las estadísticas que revelan cuánto perjudica a la economía y al desarrollo del país la existencia de actos de corrupción.
Vamos a mirar en positivo y a pensar cómo terminar con este flagelo de las comunidades políticas.
Por empezar se necesita una cabeza honesta, es decir, un Presidente que esté limpio y que tenga la voluntad política de terminar con la corrupción.
Este Presidente debe tener la voluntad de terminar con estos actos, la convicción de que ello es necesario y el coraje para llevar a cabo las reformas indispensables para dar vuelta la historia.
Supongamos que tenemos al Presidente dispuesto a terminar con la corrupción. ¿Qué debería hacer para tener éxito?
Para comenzar, debería asegurarse de que su propio entorno sea lo más honesto posible y ser inflexible con quien se encuentre involucrado en actos de corrupción, por muy amigo que fuera. En segundo término se necesita como medida urgente una modificación de las leyes penales y de ética pública, a fin de castigar muy severamente los actos de corrupción. Tan severamente que la posibilidad de ser "pescado" en uno de estos actos, signifique muchísimos años de cárcel, sin posibilidad alguna de excarcelación o de pena en suspenso, además de las sanciones de orden político que priven a dicha persona de sus derechos políticos: elegir y ser elegido en los ámbitos nacionales, provinciales y municipales.
Entre las primeras medidas a ser tomadas, debería profundizarse las investigaciones de los actos de corrupción. Una vez que judicialmente se han comprobado los extremos de un acto de corrupción, el castigo debe ser ejemplar. Con dos o tres sancionados tan severamente, la disuasión comenzará a dar resultado. Esto se llama "castigo vicario", es decir, un castigo emblemático para dar señales a la sociedad de que la corrupción no se va a tolerar más. Luego de ésto resulta indispensable encarar la reforma educativa, ya que sólo con la educación desde muy pequeños se puede terminar con este flagelo a largo plazo, haciendo conciente a los ciudadanos de las virtudes que implican vivir en una República sana. También deberán modificarse las leyes tributarias para que el ciudadano común sienta que si realiza actos de evasión (dolosos) la consecuencia será más que recibir una multa o tener un embargo.
También debería trabajarse sobre las universidades y especialmente sobre las facultades de Derecho y las cátedras de Derecho Penal y Procesal Penal, a fin de terminar de una vez por todas con la ideología "garantista" que implica que los ciudadanos honestos tengan que vivir atemorizados y los delincuentes en libertad. Este no es un tema menor y volveremos específicamente sobre él. No se trata de "mano dura", sino de garantizar un equilibrio real entre derechos y obligaciones de la persona. Este déficit en la Justicia es también un grave acto de corrupción por acción o por omisión, (piénsese que sólo llegan a la Justicia un diez por ciento de todos los delitos cometidos en un año y que de éstos sólo un dos por ciento tiene sanción). Las reformas en seguridad y en las instituciones policiales para dignificar la profesión, establecer reaseguros de conducta honesta y controles externos (como la creación de una policía de investigaciones profesional e independiente de las policías de seguridad).
En definitiva, atacar la corrupción en todos sus frentes es un servicio que le debemos a la Nación, y es una tarea pendiente, una batalla que debemos librar para volver a vivir un País más libre, más digno, con derechos humanos para todos y no para alguna minoría ideológica, para que nuestra economía y nuestras instituciones se desarrollen sanamente, en definitiva, para formar ciudadanos virtuosos que se interesen por el futuro de la República y que estén comprometidos con ella.

miércoles, 19 de septiembre de 2007

LOS TOBAS SON TAMBIEN ARGENTINOS

Como venimos anunciando en esta página, a los políticos poco les importan los verdaderos derechos humanos de los habitantes de la Argentina. Están más preocupados por la utilización que la izquierda ha hecho del concepto, como si hubiera derechos humanos de unos y no de otros. Cacareo politiquero y bastardo que se olvida de los derechos humanos del hombre común, que todos los días tiene que sufrir el arriesgarse a ir colgado en un tren o sufrir como ganado la ineficiencia de los servicios de subterráneo privatizado o la ausencia de seguridad. Pero si algo enerva sobremanera es comprobar que en el país que alguna vez se enorgulleció de dar de comer a la Europa hambrienta y destrozada por la guerra, de ser el orgulloso "granero del mundo", es que hay argentinos que hoy se están muriendo de hambre. A tal punto que la Corte Suprema de Justicia de la Nación, en resolución que dictó en la fecha a instancias del Defensor del Pueblo de la Nación, tuvo que ordenar al Poder Ejecutivo Nacional y al Gobierno de la Provincia del Chaco, socorrer con alimento, agua, medios de comunicación y otros avíos esenciales a las comunidades indígenas de dicha provincia, principalmente de la etnia Toba, cuyos hijos se venían muriendo en estos últimos meses por falta de comida.
Vergüenza es lo que nos da como Argentinos el comprobar que el cacareo politiquero izquierdista no sirve ni para que los más humildes tengan asegurados sus derechos más esenciales. Claro está, los Tobas son pocos, se han ido extinguiendo, a nadie desde las áreas de Derechos Humanos del Gobierno ni de las organizaciones políticas de izquierda que todos los días hablan de los derechos humanos y del "genocidio" de la dictadura les importa demasiado que los silenciosos y sufridos hermanos Tobas estén sufriendo este calvario. Como tampoco les importan los millones de argentinos que todos los días van penosamente a trabajar y que sufren asaltos, vejaciones, violaciones y todo tipo de atropellos. No les importa que no haya clases en las escuelas porque hay huelgas, ni que miles y miles de chicos argentinos estén privados de educación y se destruyan gracias a la inhalación de pegamento o del más peligroso aún "paco". No tienen derecho tampoco los niños abandonados en la vía pública que piden y limpian parabrisas de automotores -sin tener otro futuro que la delincuencia- y tampoco les importan los que hacen colas en los hospitales públicos y tienen que esperar varios meses para poderse operar o peor aún, los abuelos que tienen que esperar fuera de los bancos en interminables colas para poder cobrar una mísera jubilación o pensión. A los políticos solo les importan las urnas y los resultados de las elecciones. La Patria y el Pueblo se están cansando, alguno de estos días les pedirán cuentas.