miércoles, 8 de agosto de 2018

El debate por la Vida en esta triste Argentina. Por Alejandro R. Melo

Acabo de salir a dar una vuelta. El día está gris. Hoy se está discutiendo en el Senado, lo que nunca debería discutirse: el derecho a la Vida. Ninguna vida es más valiosa que otra. Me crucé con varias jovencitas que llevaban pañuelos verdes (un color que debería asociarse a la vida, no a la sangrienta tragedia de la muerte de los niños por nacer). Me pregunto ¿cómo es que no lo ven? ¿Cómo una mujer, a quien Dios y la naturaleza ha dotado de la maravillosa posibilidad de tener un niño en su vientre, puede pensar que es una solución suprimirlo violentamente? No entiendo tanta incoherencia: más allá de las ideologías, de la religión, de todo lo que nos pueda interesar en la existencia, son las mismas chicas que se sienten conmovidas ante los Derechos Humanos, que gritan contra el abuso contra las mujeres y que sostienen el desprecio por la violencia contra la mujer. Son las mismas que seguramente se conmueven ante un niño recién nacido, que defienden los derechos de los animales y hasta les buscan refugio. Y sin embargo, alguien les metió en esa cabecita que la solución para los embarazos no buscados, es matar a un ser inocente. No importa que en esta Argentina, cuya decadencia es cada día más evidente, el 30% de las personas sean pobres, que los hospitales no den a basto, que la gente tenga que esperar meses para poder operarse, (aunque de esa operación dependa sus vidas), que los chicos no vayan a la escuela (ha aumentado la cantidad de niños que no terminan siquiera la escuela primaria), de los chicos y jóvenes que tienen el cerebro destruido por el paco y por la droga....Hay tanto por hacer! Más allá del resultado de la votación de hoy, sin lugar a dudas, hay deudas pendientes con la Vida: mejorar las condiciones sociales de las familias, de las mujeres y niños que están en la miseria, de los miles de personas que tristemente hoy viven en las calles o en una casa de cartón y lata. Cosas por hacer para que tengan agua potable, que tengan acceso a las vacunas y a una existencia digna. Mejorar la vida sancionando leyes de adopción desde el vientre y facilitando a las parejas que deseen adoptar, un trámite más expeditivo, cuidando a la madre biológica y al niño que viene al mundo sin pedirlo, pero que ya por el solo hecho de existir, tiene derechos. Pero no, a algunos políticos les han metido en la cabeza a estas chicas, que la cuestión es "ampliar los derechos", como si mis derechos fueran más importantes que los derechos de mi prójimo. Como si fuera posible discutir y suprimir el Derecho a Nacer. Entonces repiten cantinelas incoherentes donde, como ya no pueden negar que el embrión y el niño por nacer tienen un ADN distinto de la madre y que late con un corazón propio (y por lo tanto no es parte del cuerpo de la mujer), ahora pretenden sostener que un ser humano no es persona, vaya a saber hasta cuando...(¿un niño recién nacido tampoco es persona?, porque depende totalmente de su madre). No les importan los argumentos biológicos, ni los morales, ni los jurídicos. Están cegadas por la ideología y cuando se les quiere mostrar un video de cómo es en realidad un aborto, se niegan horrorizadas. 
Me dio mucha tristeza. De repente, recordé una profecía del Libro de Isaías, y ruego a Jesús y a su Santísima Madre que nunca lo permita sobre nuestro pueblo, sobre nuestra amada Patria: "Y El dijo: Haz insensible el corazón de este pueblo, endurece sus oídos, y nubla sus ojos, no sea que vea con sus ojos, y oiga con sus oídos, y entienda con su corazón, y se arrepienta y sea curado". Entonces dije yo: ¿Hasta cuándo, Señor? Y Él respondió: Hasta que las ciudades estén destruidas y sin habitantes, las casas sin gente, y la tierra completamente desolada..."(Isaías 6:10).