lunes, 9 de julio de 2007

9 de Julio de 1816


Estamos ante un nuevo aniversario de la Declaración de la Independencia de la República Argentina. Así como en Mayo de 1810 nació la Patria, al asumir el Primer Gobierno propio, en 1816, la Nación Argentina asumió su mayoría de edad, al declararse definitivamente independiente de España "y de toda otra dominación extranjera". Este último párrafo en el acta de nuestra Independencia, no estaba en la declaración originaria, limitándose a declarar la independiencia de España. Pero el agregado, hecho por el mismo Congreso de Tucumán sólo unos pocos días después, significó la voluntad clara del Pueblo Argentino de no formar parte de ninguna corona extranjera, de ningún otro "imperio". Desde entonces, y desde siempre, la Nación Argentina ha luchado por la libertad de los pueblos y de los hombres. Baste señalar que ya antes de 1816, y a partir de 1813, nuestros buques luchaban contra los buques "negreros",dandole libertad a los esclavos, y en nuestras leyes se dictó la "libertad de vientres" y se proclamó la dignidad e igualdad de todos los hombres al abolirse los títulos de nobleza. Debemos estar orgullosos de nuestros orígenes y más orgullosos aún de lo que vamos a hacer en un futuro, porque a no dudarlo, más allá de las dificultades y de los obstáculos que los poderes económicos y los imperios han tratado de poner a la Nación Argentina, ella está llamada a ser un verdadero faro de libertad para el mundo.

CEFERINO NAMUNCURÁ


¡OH JESÚS!, QUE EN LA ÁRIDA PATAGONIA HICISTE BROTAR ESTE LIRIO DE PUREZA, CEFERINO NAMUNCURÁ, Y QUE ALIMENTÁNDOLO CON LA SANTA EUCARISTÍA. ENCENDISTE EN SU CORAZÓN FULGORES DE SANIDAD Y APOSTOLADO, DIGNATÉ GLORIFICARLO EN LA TIERRA Y CONCÉDEME POR SU INTERCESIÓN LA GRACIA QUE TE SOLICITO.......................

PADRE NUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA

El Vaticano acaba de anunciar que elevará a la categoría de Beato a Ceferino Namuncurá. Durante muchos años, el humilde indiecito de nuestra patagonia se metió en el corazón del pueblo argentino. Su sencillez, su amor por sus hermanos y sus sueños de llevar la Buena Noticia de Jesús a todos los hombres, lo ha hecho merecedor de los mayores elogios y de ser elevado a los altares. Durante muchos años, el respeto y la oración de los argentinos ya había reconocido a Ceferino como un digno intermediario ante Jesús. Pero el culto popular generó un efecto negativo en la Iglesia,la cual, a pesar de haberlo admitido como "venerable" hace unos años, retrazó, tal vez por demasiado tiempo, el merecido reconocimiento oficial de este Siervo de Dios. Tal vez sea algo impropio, pero desde estas páginas consideramos como un muy "buen augurio" para el Pueblo y la Nación Argentina, este reconocimiento. Como homenaje, agregamos a esta página, la oración que desde muy pequeño acompañó a quien esto escribe. Gracias Ceferino.