viernes, 25 de mayo de 2007

25 de Mayo - Nacimiento de la Patria



El 25 de Mayo de 1810 nació la Patria de los Argentinos. Como muchas veces las palabras están de más, queremos rendirles a los hombres de Mayo, un sentido homenaje, recordando la letra original de nuestra canción patria, la que refleja los sueños, las luchas y los ideales que dieron origen a nuestra nacionalidad. Sin ellos nada sería posible.
El Himno fue compuesto por don Vicente López y Planes, y le puso música el Maestro Blas Parera. Nació para celebrar el cumpleaños de la Patria en 1813, y la tradición dice que se cantó por primera vez en la casa de Doña Mariquita Sánchez de Thompson, esa mujer extraordinaria, que acompañó por muchos años las luchas por la grandeza de la Patria. A esos hombres y a esas mujeres con ideales y sueños, dedicamos estas estrofas. Es como si nos trasladáramos a la casa de Misia Mariquita, para escuchar con emoción lo vibrante de estos versos. AL GRAN PUEBLO ARGENTINO,SALUD!!!

HIMNO NACIONAL ARGENTINO
(Letra Original)

CORO

Sean eternos los laureles
que supimos conseguir:
Coronados de gloria vivamos
O juremos con gloria morir.

Oíd ¡mortales! el grito sagrado:
¡Libertad, libertad, libertad!
Oíd el ruido de rotas cadenas:
Ved en trono a la noble Igualdad.
Se levanta a la faz de la tierra
Una nueva y gloriosa Nación:
Coronada su sien de laureles
Y a su planta rendido un León

Coro, etc.. etc.

De los nuevos campeones los rostros
Marte mismo parece animar;
La grandeza se anida en sus pechos,
A su marcha todo hacen temblar.
Se conmueven del Inca las tumbas
Y en sus huesos revive el ardor,
Lo que ve renovado a sus hijos
De la Patria el antiguo esplendor.

Coro, etc.. etc.

Pero sierras y muros se sienten
Retumbar con horrible fragor:
Todo el país se conturba con gritos
de venganza, de guerra y furor.
En los fieros tiranos la envidia
Escupió su pestífera hiel
Su estandarte sangriento levantan
Provocando a la lid más cruel.

Coro, etc.. etc.

¿No los veis sobre Méjico y Quito
Arrojarse con saña tenaz.
Y cual lloran bañados en sangre
Potosí, Cochabamba y la Paz?
¿No los veis sobre el triste Caracas
Luto llanto y muerte esparcir?
¿No los veis devorando cual fieras
todo pueblo que logran rendir?

Coro, etc.. etc.

A vosotros se atreve ¡Argentinos!
El orgullo del vil invasor,
Vuestros campos ya pisa contando
Tantas glorias hollar vencedor.
Mas los bravos que unidos juraron
Su feliz libertad sostener.
A esos tigres sedientos de sangre
Fuertes pechos sabrán oponer.

Coro, etc.. etc.

El valiente argentino a las armas
Corre ardiendo con brío y valor,
El clarín de la guerra cual trueno
En los campos del Sud resonó;
Buenos Aires se pone a la frente
De los pueblos de la ínclita Unión,
Y con brazos robustos desgarran
Al ibérico altivo León

Coro, etc.. etc.

San José, San Lorenzo, Suipacha,
Ambas Piedras, Salta y Tucumán,
La Colonia y las mismas murallas
Del tirano en la Banda Oriental;
Son letreros eternos que dicen:
Aquí el brazo argentino triunfó.
Aquí el fiero opresor de la patria
Su cerviz orgullosa dobló.

Coro, etc.. etc.

La victoria al guerrero argentino
Con sus alas brillantes cubrió,
Y azorado a su vista el tirano
Con infamia a la fuga se dio;
Sus banderas, sus armas se rinden
Por trofeos a la Libertad.
Y sobre alas de gloria alza el pueblo
Trono digno a su gran majestad.

Coro, etc.. etc.

Desde un polo hasta el otro resuena
De la fama el sonoro clarín.
Y de América el nombre enseñado,
Les repite ¡mortales! Oid:
¡Ya su trono dignísimo abrieron
las provincias unidas del Sud!
Y los libres del mundo responden:
¡Al Gran Pueblo Argentino, Salud!


Mariquita Sánchez de Thompson

María de Todos los Santos Sánchez de Thompson y de Mendeville. Es una de las mujeres más famosas de la Argentina, quien no se acuerda de ella. Su origen y sus dos matrimonios le aseguraban una posición social de primera línea, pero demostró que su personalidad bastaba para colocarla en el nivel que ocupó. Llenó muchas paginas de la pequeña historia y se convirtió en símbolo de la mujer argentina del pasado por la brillantez de su desempeño y la franqueza de sus actitudes. Nacida en Buenos Aires el 1º de noviembre de 1786, fueron sus padres el español de Granada Cecilio Sánchez de Velazco y la porteña Magdalena Trillo. Antes de cumplir quince años se enamoro de su primo Martín Thompson y se comprometió contra la opinión de sus padres. Empecinada, se presentó al virrey Sobremonte para que dejase sin efecto los arreglos que había hecho la madre -el padre ya había muerto- para casarla con Diego del Arco. Cerca de un año después de iniciado el juicio, los enamorados obtuvieron la autorización y la boda se realizó el 29 de julio de 1805.

A partir de entonces, la vida de Mariquita estuvo ligada a los acontecimientos públicos. Abrazó con fervor la causa de la libertad y colaboró con todas las empresas patrióticas. Su casa de la calle Umquera, hoy Florida, acogió a las personalidades, atraídas por la hospitalidad graciosa y espiritual de la dueña. Los problemas más delicados eran debatidos allí, lo mismo que los temas literarios. En ese célebre salón se canto por primera vez la canción patria, el 14 de mayo de 1813. Cinco hijos nacieron en tanto: Clementina en 1807, Juan en 1809, Magdalena en 1811, Florencia en 1812 y Albina en 1817. Este último año marcó una desgracia. Thompson, enviado a los EEUU, enloqueció y murió en el viaje de regreso. En 1820 la viuda, muy admirada, contraía nuevo matrimonio, esta vez con Washington de Mendeville, francés expatriado cuya conducta le deparó muchos sinsabores, que terminaron en separación, disimulada por las funciones diplomáticas del marido fuera del país. Aquí había sido cónsul y muchos años mas tarde Mariquita reveló, en carta a Alberdi, las miserias de su vida con Mandeville. De este matrimonio tuvo un hijo: Julio. Cuando Rivadavia fundo la Sociedad Benéfica requirió la ayuda de Mariquita, que fue fecunda y entusiasta. Durante el gobierno de Rosas se exilio, a pesar de la vieja amistad que existía, pues tomo partido por los opositores, entre los que estaba su hijo Juan. Hacía algún viaje a Buenos Aires, pero su hogar estaba en Montevideo. En 1846 fue a Río de Janeiro y al año siguiente volvió a Montevideo, donde permaneció hasta después de Caseros. Reanudó su labor en la Sociedad de Beneficencia, de la que había sido presidenta en 1830 y 1832, y su salón volvió a brillar como antaño, acogiendo cuanto tuviese que ver con la cultura y el patriotismo. En 1866 y 1867 volvió a presidir la Sociedad de Beneficencia todavía en plena capacidad intelectual, pues trabajaba y escribía cartas admirables. La muerte le llegó el año siguiente, el 23 de octubre de 1868.

"Diccionario Biográfico de Mujeres Argentina", de Lily Sosa de Newton. Plus Ultra.